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Yvonne

Este cuento no es mio, mi novia lo escribio hace unos dias y me parecio genial.

ÁRBOLES EN LOS CORAZONES

 

Jackelina se levantaba temprano, atendía a sus hermanos menores, cocinaba en su noble cocina a kerosene, le servía la comida a su papá y a su hermano cuando venían de trabajar de la construcción mientras su mamá trabajaba como empleada del hogar. Así era todos los días, salvo el domingo, día en que su mamá tenía el día libre y además sus hermanos no iban al colegio.

 

Odiaba ser una especie de mamá 2 y hacer diariamente lo mismo, pero también odiaba que los hombres mayores le miren el cuerpo y le digan groserías en forma de piropos. A veces se preguntaba si odiaba a sus padres por traerlos al mundo sin tener los suficientes recursos que darle a ella y a sus hermanos para tener una mejor calidad de vida. Había terminado la secundaria y ya era suficiente para sus padres.

 

Entonces iba al mercado todos los días a comprar los ingredientes para cocinar, “cosas para hacer la comida” como ella le llamaba. Pero hoy era viernes, no era un día muy especial salvo por los 2.50 que había sobrado de vuelto gracias a una baja del precio del pollo. ¡Compraría un CD de Alanisse Morrisette!

 

Fue cuando se acercó a Joseph y a su carreta musical, pero Jackelina ignoraba que se autollamaba “Joseph”.

 

-         ¿Tiene el disco de...?- hizo una pausa. Quiso reírse: Joseph tenía el cabello pintado de rubio, era bajito, delgado, y tenía los zapatos negros polvorientos; pero lo que más llamaba la atención eran el bajo relieve de sus senos, porque sin ver ese detalle nunca hubiera sabido que era una “chica/chico”

-         ¿De?... – dijo la vendedora de discos mientras limpiaba los parlantes de su curiosa carreta musical.

-         De Alanisse Morrisette.

-         Espera – dijo la vendedora y se agachó para buscar en el interior de su carreta. Allí tenía cajas y bolsas negras repletas de discos. – Eso es – dijo levantándose con un disco en la mano.

-         Ella no es Alanisse, es Alice...

Joseph miró largo rato la carátula.

-         Se parecen sus nombres.

-         ¿No tienes no? – repuso jackelina impaciente.

-         ¿No te gusta Ricardo Montaner, Ricardo Arjona, Paulina Rubio?... de esos tengo.

-         No – dijo Jackelina cogiendo la bolsa de compras del piso.

-         Espera... Hoy día voy a traer nuevos discos, ¿puedes apuntar el nombre del disco que quieres?- dijo ofreciéndole un cuaderno cuadriculado cuyas hojas estaban dobladas.

-         Claro...

-         Tienes bonita letra – repuso Joseph mientras recibía el cuaderno sin forro y con las hojas dobladas.

-         Gracias...

-         Ven mañana, voy a traer de ...Alanisse... su disco. Me llamo Joseph, no le compres a otros.

-         ¿Joseph?

-         Sí, así me llamo.

 

Jackelina se fue a casa con una alegría extraña. Por alguna extraña razón siempre le había querido hablar desde que se instaló con su carreta hacía dos meses. Joseph tenía algo... sus ojos eran caramelo y su cabello corto aunque pintado brillaba en su corte hongo. Joseph era chiquito y le había transmitido calma en esa mañana tan sombría de viento y de desgano, además tenía la letra horrible y los cuadernos sin forro. En eso estuvo pensando mientras cocinaba, cuando a las doce del mediodía llegó su papá algo ebrio.

 

-         Hey, la coomiidá – dijo mientras se tambaleaba por el costado de la mesa- ¿Yaaaa? ¡apúúraate!

-         Ay papá recién estoy cocinando, además, ¿para qué vienes borracho?

 

El padre le dedicó una mirada con los ojos rojos y enseguida le abofeteó con el dorso de su grande y áspera mano. - ¡No hables así a tu padre, insolente! – dijo en una pésima pronunciación mientras luchaba con un pie por no tambalearse.

 

Jackelina se fue a llorar a la habitación que compartía con sus dos hermanos menores. Sus lágrimas mojaron toda la parte de la frazada en que se hundía su rostro rojo de tanto llanto; mientras, en otro ambiente, el aderezo de un estofado frustrado se quemaba. Ese día estaba con un pantalón polar plomo y un polo rosado de mangas largas tan estrecho como su cuerpo. Recordaba que la semana pasada también había llorado con la misma ropa y con el mismo peinado de media cola desarmado. “Un día ya no estaré aquí” se prometía siempre, pero nunca sucedía.

 

***

 

¡Vámonos! Le había dicho Joseph. ¡Estoy harto... del mundo, aquí no hay venta, la gente sólo compra discos chicheros, los días pasan y pasan sin que hagamos algo nuevo, mientras se nos va la vida. Tú tienes que soportar una carga que nunca te buscaste. ¿Tu obligaste a tus padres a que te....? ¡Vamonos! Hay otro mundo, en otro lugar, en otro tiempo, en otro ambiente... pero debes renunciar a tu familia

¿Renunciar? De presencia... de corazón no ¿Tú me entiendes?

 

Le sorprendía. Joseph, un chiquito, con el pelo pintado, con su carreta llena de parlantes...pero era mentira, siempre ponía cumbias, chichas...era una mentirosa...o un mentiroso. Incluso se mentía a sí misma, se decía que era hombre. Era un mentiroso, era un mitómano.

 

-         Oye, Jackelina...

Jackelina se acercó cargando una bolsa repleta de verduras y tubérculos. Estaba con un pantalón jean azul, su jean para salidas especiales marca gamarresca “Peperoni”. Llevaba un polo rojo y una blusa jean de mangas largas celeste.

 

-         ¿Vas a cocinar algo especial? – dijo Joseph observando la bolsa de compras.

-         Está dando una chicha, eres mentirosa, y no te llamas Joseph.

-         ¿Qué sucede? ¿estás enojada?, He traído el disco de Alanisse, he traído uno en concierto y otro difícil de encontrar, es más, creo que vas a ser la única del mundo que tenga este disco...

-         Ya no lo quiero.

-         ¿Qué??, me he pasado buscando todo el día y tú...

-         Dime como te llamas.

-         Joseph...lo sabes.

-         Tu verdadero nombre.

-         Joseph Paredes Carrera.

 

Jackelina cogió la bolsa del piso y se alejó.

 

-         ¡Espera!...- gritó la vendedora.

 

Jackelina no volteó. Iba a seguirla, pero vino un cliente... deseaba un disco de... Alanisse Morrisete.

 

- No tengo – repuso Joseph.

 

Ese día era el cumpleaños de su hermano menor por un año. Era la mano derecha de su papá y por eso éste había ordenado un banquete que consistía en presas grandes de pollo frito, arroz blanco, papas huayro sancochadas y ensalada de col. De bebidas cajas de cerveza y de invitados todos los amigos de su papá en la construcción además de la novia embarazada del festejado.

 

-         ¿Qué tal? – dijo su papá acomodando el parlante – ¿Se ve bacán o no?

-         No va alcanzar la comida para todos – dijo Jackelina.

-         Claro hija, sólo es para la familia. Los invitados toman sus tragos, conversan... eso sí, Jackelina, tú no sales porque todos son unos malnacidos ja,ja,ja... unas ratas ja,ja,ja.

-         Que bueno- repuso la muchacha y se fue a fijar si las papas ya estaban cocidas.

 

Imaginaba como sería viajar en el mar, libre... en esos barcos grandes llamados “Cruceros”. Lejos, lejos, con todas las personas desconocidas, para ir a otro lugar a sembrar sueños. Ya nunca cocinaría, ni lavaría los platos. Trabajaría y se compraría una casa. Tendría un árbol de frutas con una banca de madera debajo. Leería el periódico sin zapatos. Nunca más escucharía la voz de su papá diciéndole que le sirva la comida a sus hermanos. Juntaría mucho dinero y tendría un perro, pero debía ser mostaza, grande y noble. Jugaría con el perro...

 

-         ¡Carajo Jacky, las papas se han deshecho! No has botado el agua después de cocerlas y con el calor se han deshecho, cojuda... ¿Tú crees que la plata me regalan? ¡Claro!...cómo la niña tiene todo gratis...

 

Las palabras transcurrían pero Jackelina estaba pensando en otra cosa...

-         Anda a fiarte a la tienda. Dile que el sábado le alcanzarás la plata. Igual de papas – dijo el padre para después hacer un silencio sepulcral.

 

-         ¿Tienes teléfono? – le estaba diciendo Joseph mientras ella compraba los tubérculos.

 

-         ¿Qué haces acá?- dijo Jackelina.

 

-         ¿Has llorado?- dijo buscando sus ojos muy de cerca.

 

-         Vete.

 

-         Parece que hay muchos invitados, ¿no?

 

Jackelina hizo caso omiso, pero cuando se marchaba Joseph caminó a su costado.

-         Yo lo cargo.

-         Vete, ahora- repuso Jackelina impaciente.

-         Hoy nos iremos lejos, ya lo tengo todo listo. Iremos lejos, muy lejos. ¿Quieres escaparte? ¿Hay que escaparnos para siempre?

 

Parecía mentira, parecía tonto lo que decía esa mujer chiquita vestida de hombre, pero por alguna extraña razón Jackelina aceptó.

 

-         Eso es lo que quiero hacer desde hace tiempo, tal vez desde que he nacido.

-         Tengo 900 soles. Podemos hacer muchas cosas con 900 soles.

-         ¿De verdad tienes esa suma?

-         ¡Sí!, es todo lo que he juntado por cinco meses.

-         ¿Cuándo nos escaparemos?

-         Hoy día, pero debes irte sin que se den cuenta. Lo haremos en la noche, así será más fácil. Espera a que todos estén borrachos, una vez que están en otro mundo, nosotras nos vamos al nuestro. Yo te estaré esperando aquí, en el mercado; estaré metida en el chifa. Será seguro más o menos a las diez de la noche, por eso pediré algo a las nueve, desde esa hora. Y si no vienes aún seguiré esperando hasta las doce. Si a esa hora aún no llegas sabré que ya no vienes, entonces lo haremos otro día.

-         ¿Y si no estás?

-         Pero si te estoy diciendo lo contrario.

-         Lo sé.

-         Vendré y te esperaré. ¿Tú vendrás de verdad?

-         Sí. Vendré.

 

Para las ocho de la noche las cervezas abundaban pero todos aún se hallaban conscientes. Conversaban, se reían en medio de huaynos y de cumbias. Los niños corrían y jugaban, mientras Jackelina guardaba su ropa en una bolsa grande de supermercado. Sí cabía casi todo. La escondió debajo de la cama, pero faltaba algo más. Se dirigió al dormitorio de su padre y buscó su billetera. Bien, había dejado algo de dinero. Extrajo 70 soles y dejó intacto el billete de 100. Ahora debía buscar el modo de salir de casa llegadas las diez, pero aún no sabía como. En ningún dormitorio había ventana, excepto en la cocina, pero debía atravesar la sala, la jarana.

Respiró fuerte. Eran las nueve, faltaba una hora, debía salir todo a la perfección de otro modo le iría peor.

 

Se miró en el espejo. Sentía su corazón latir. Sería libre. Libreeeeeeee se dijo a sí misma y se iría con Joseph.

 

-         Jacky, mi papá dice que compres más cerveza- dijo uno de sus pequeños hermanos.

-         Ya voy- repuso Jacky.

 

Eran las 9:42, ya debía irse, salir a esa hora era perfecto, pero no habría modo de sacar su ropa. Tuvo una idea.

 

Metió en un balde la bolsa de su ropa y lo llevó a la cocina. Guardó silencio cuando su padre le dijo que deje de hacer tonterías y vaya a comprar rápido. Salió. Todo estaba perfecto. Salió con los 20 soles que le dio el padre. Era la última vez que le tocaba su mano grande, tosca, llena de callos.

 

Caminó. Su corazón latía fuertemente, de susto y de felicidad. Usualmente se hubiera detenido en la tienda, pero la pasó de largo. Hoy era un día diferente.

 

Caminó de largo y volteó a la esquina. Ya podía avizorar el mercado y del mercado el chifa. Un chifa de letrero amarillento, triste tal vez, como todos sus días. Entró. Miró su reloj de plástico. Eran las 10:10. Buscó con la mirada cada asiento. Joseph no estaba. Su bolsa de ropa que había recogido de la ventana le causaba vergüenza, pero aún así ingresó al baño pidiendo permiso a un hombre pequeño y sudoroso. Joseph no estaba.

 

Salió del chifa y se paró en la puerta, junto a la pared. Buscaba por todos lados, miraba de lejos las manchas que se acercaban, eran otras personas, autos, perros, menos Joseph.

 

Estuvo allí hasta las 10:50. Joseph no aparecía.

 

Sintió desesperación ¿qué haría sola? Tenía 70 más 20 soles, ¿a dónde iría? Miles de pensamientos pasaron en su cabeza. Lo que temía además era que su padre le encuentre por allí, seguro ya había mandado a su hermano por ella. Alguien podía verla, alguien podría avisar a su familia. Decidió esconderse detrás de un kiosco de menú ya cerrado. Debía pensar que iba hacer. Se puso una capucha para que nadie dé con su ropa.

 

Sabía que debía salir cuanto antes. Joseph le había fallado. Maldito mentiroso. Imbécil, ojalá que te mueras, decía en sus adentros mientras caminaba, mientras detenía un autobús, mientras subía el último escalón, mientras veía su reloj y ya eran las 11: 52. Un nudo en la garganta parecía ser el motor de sus continuas lágrimas.

 

El autobús se detuvo chirriante. Era como si también su vida de chatarra ya no diera para más, como si se quejara. Jackelina tomó el último asiento y puso la bolsa de ropa sobre sus piernas. Iría lejos, después de transcurrida una o dos horas en el autobús recién bajaría. Alquilaría un cuarto de hostal y al día siguiente buscaría un trabajo, tal vez sería ayudante de chifa cama adentro. O tal vez con 60 soles podría alquilar un cuarto de pueblo joven, luego, con el dinero de cualquier trabajo se iría, alquilaría algo mejor, luego juntaría…luego juntaría lo suficiente para mucho tiempo y…

 

Un sentimiento punzante llegó a su corazón cuando desde la luna del autobús observó una sombra tambaleante. Ese pelo lo reconocía desde lejos. ¿Joseph borracho?

 

Bajó del autobús y llamó a voz en grito: Joseeeeph.

 

Se acercaron ambas. Joseph caminaba despacio, un poco encogida.

 

-         ¿Vienes tomado? Te odio- dijo Jackelina.

-         Jackelina… unos malditos me han…- lágrimas incesantes brotaron de sus ojos- me han…

-         ¿Qué te ha pasado? ¡Todo tu cabello está revuelto y tu ropa está rota! ¡Te han asaltado!

 

Joseph lloró.

 

-         Me quitaron mi mochila. Allí tenía una radio nuevecita, me robaron mi ropa y toda la plata…

-         Malditos.

-         ¿Qué haremos ahora?

 

Jackelina intentó acomodar su cabello, le compuso la ropa y abordaron un autobús.

 

-         ¿Qué haremos? – preguntaba Joseph con los ojos enrojecidos.

-         Yo tengo 90 soles, podemos… podemos ir manteniéndonos con ese dinero hasta que cobremos la primera semana de nuestro primer trabajo.

-         Podemos- repuso Joseph.

 

Se quedaron el resto del camino en silencio.

 

-         ¿Dónde bajaremos?- preguntó Jackelina. Joseph aún se encontraba en laberínticos pensamientos.

-         Debemos detenernos en un lugar cercano, donde halla mucho comercio para buscar un trabajo cerca, que sea tranquilo para que no nos roben el poco dinero que tengamos y que sea barato para alquilar un hospedaje.

-         Vaya, sabes mucho del mundo.

-         Ja, ja, ja – carcajeó a la fuerza- Si supiera no me habrían robado. Creí esconder el dinero en la casaca, pero esos malnacidos me agarraron del cuello, me rebuscaron todo, se llevaron mi mochila y mi casaca… Se fueron caminando justo cuando ya llegaba al chifa. Quise avisar a la policía pero esos cretinos no están cuando alguien los necesita. Después fui a rogar a un compañero de trabajo a que me preste dinero, pero no quiso, aún cuando antes yo solía prestarle.

-         Yo pensé que…

-         Estamos en Santa Anita. ¿Bajamos?- interrumpió Joseph

 

Bajaron.

 

Había muchos hospedajes a la vista, pero prefirieron acercarse a uno poco ostentoso. La noche se hacía cada vez más oscura. Sólo los perros ladraban y la gente se hacía menos.

 

-         Pensé que no vendrías- dijo Jackelina.

-         Yo pensé que te habías ido al no encontrarme, quería matarme.

-         No hables tonterías…

-         Ese es verde y está decadente, a lo mucho estará 15 soles. ¿Qué dices?

 

En efecto, estaba 15 soles. Se podían marchar después de doce horas, casi era la una y media de la mañana.

 

Apagaron la luz, debían dormir porque  sentían que cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo se agotaba el dinero. Al día siguiente debían buscar el primer trabajo que encontraran en el mercado. Siempre había trabajos de adefesio disponibles que tomarían como momentáneo.

 

En la oscuridad ambas se sintieron las personas más solas del mundo. Jackelina imaginaba a su padre llorando con ayuda del efecto de las cervezas para después soltar miles de groserías en su honor, a sus hermanos jugar sin que nada les interese más que su juego, a su hermano mayor con ansias de buscarle porque debía seguir en la casa…

 

Joseph recordaba una vez más que estaba sola, que siempre estuvo sola, que desde que huyó de casa a los 15 años estuvo sola. Ahora era una nueva oportunidad, podía ser otra... pero tuvieron que abordarle esos robustos asaltantes.

 

Se abrazaron. Se tenían la una a la otra. Tal vez era algo apresurado, algo sin sentido, pero era mejor. Dos extrañas con los mismos sueños, que deseaban ser libres. Dos iguales.

 

***

 

 

Al día siguiente nada sucedió como ellas lo esperaban. Ni Jackelina ni Joseph encontraron nada, excepto la oferta de repartir menús a lo cual dijeron que analizarían. La paga era de 10 soles por día, un verdadero desequilibrio.

 

Decidieron volver al hospedaje.

 

Joseph no decía palabra. Era la más preocupada entre las dos. Jackelina disfrutaba un poco de su libertad. Era un nuevo mundo para ella y todo lo que veía le alegraba pero tampoco dejaba de sentirse preocupada.

 

Estuvieron toda la tarde mirando televisión en la cama, abandonándose a otro mundo lejano de la realidad. Se reían de las escenas de terror de una película muy antigua y miraban con los ojos brillantes.

 

Joseph decía que deseaba comer galletas de coco y jugo de plátano con leche. Y Jackelina imaginaba que comían pollo a la brasa, pero ya habían quedado de acuerdo, sólo debían desayunar y almorzar lo más tarde posible para no cenar. Hoy habían hecho una excepción y habían almorzado un menú simple a las una de la tarde.

 

Poco después Joseph se quedó dormida y Jackelina la contempló por gran rato. Ya se había enterado de su verdadero nombre: Josefina.

 

-         Josefina- le dijo mientras dormía.

 

Cuando dieron casi las ocho de la noche ambas despertaron en una completa oscuridad.

 

-         Es muy tarde- dijo Joseph.

-         ¿Nos quedaremos?

-         No, en Santa Anita hay trabajos estúpidos. Debemos ver a un amigo. Le pediré que nos alquile un cuarto en su casa hasta que tengamos las posibilidades de encontrar algo mejor. Le diré que le pagaremos al finalizar el mes y con los 65 soles que tenemos podemos gastarlo en pasajes. El almuerzo debe estar integrado en nuestro trabajo, ¿sí?. Todo eso lo he estado pensando. Es una buena salida. Incluso por dos meses podría darnos las facilidades. No creo que pase los 60 soles por cada mes considerando que vive en Lurín.

-         ¿Lurín? ¿Dónde queda?

-         Lejos, muy lejos Jacky. La casa de la que te hablo es… es muy fea Jacky. ¿quieres ir?

 

Jackelina la miró a los ojos. Joseph comprendió. Irían a cualquier lugar.

 

Joseph tomó las bolsas de Jacky. Los cabellos de ambas bailaban con el viento. El paradero estaba oscuro, no era para menos, eran casi las ocho.

 

Esperaron un carro vacío y cuando llegó lo tomaron con cierta esperanza. Al menos tendrían un techo. Una preocupación menos.

 

Era un autobús gigante y casi gélido de no ser por sus asientos grandes y bien amueblados. Ellas viajaban en el centro tratando de cerrar todas las ventanas superiores. Viajaban riendo de su tonta libertad. Se reían también de viejo borracho de su papá, de los padres violentos de Joseph, se divertían estando solas con el viento en un autobús errante. Joseph se reía de las bolsas de ropa de Jackelina y ella se reía recordando que lo vio tambaleante, con el rostro descompuesto.

 

Joseph disfrutaba la frustración de Jackelina al no poder cerrar la ventana superior y ésta le pedía a la fuerza cambiar de sitio, pero entre risas se sentaron al fondo.

 

-         Te cambio de sitio- dijo Jackelina

-         ¿total? ¿no te gustaba cerca de la ventana?

-         Este asiento está demasiado incómodo.

-         Será porque estamos viajando en un microbús.

-         Apúrate.

-         No.

-         Ya pues- rogaba sonriendo.

-         No.

-         Es que…

Grande fue la sorpresa de Joseph cuando Jackelina saco la incomodidad de su espalda. Sus ojos se abrieron más y brillaron de éxtasis. Jackelina seguía casi sin entender.

 

Joseph reaccionó rápido. Tomó los dos grandes y gruesos fajos de dólares y guardó uno entre la ropa de jackelina y otro en la parte interna de su casaca.

-         Hay que bajarnos rápido- dijo Joseph- No digas nada, no sonrías; es más, pon cara de tristeza y bajémonos aquí, es un lugar tranquilazo.

 

Bajaron.

Se encontraban en la Avenida Arequipa andando con las dos bolsas de ropa y con los dos fajos de billetes escondidos.

-         ¿Cuánto es?- dijo Jackelina.

-         Demasiado- contestó Joseph. Hay que tomarnos otro carro, debemos irnos lejos. Nadie lo sabrá nunca. Debemos irnos lejos. 

Abordaron un nuevo autobús, uno de ruta completamente distinta.

Se bajaron en el distrito de los Olivos y alquilaron un hospedaje.

-         Jackelina, es un sueño.

Se abrazaron.

Joseph estaba asustada. No quería que saquen el dinero, creía que podía haber una cámara en el techo, por eso prefirió meterse debajo de la cama a contarlo, haciendo amago de buscar un zapato.

En el suelo, metida en el escondrijo que permitía la cama, Joseph respiraba fuertemente. En total eran quince mil trescientos setenta dólares. Guardó una mitad entre su brazier y la segunda mitad en el bolsillo interno de su casaca.

Compraron un cuaderno y lo llenaron de planes.

Y conforme pasaban los días seguían alquilando hospedajes en donde vivir. Miraban televisión y planeaban mucho hasta garabatear hojas enteras. Nunca salían de la habitación hasta que se hayan cumplido las 12 horas, pues solían entrar con la comida.

Así pasaron veinte días, luego casi un mes y todo estaba tranquilo. En las noticias nunca salía nada respecto al dinero, ni de robos, ni de pérdidas. ¿Quién podría haber metido el dinero en el forro de los asientos del autobús? Tal vez un gran ladrón desesperado en una de esas batidas- se respondía Jackelina. Sea como sea, el universo le había entregado ese dinero. Eran simples papeles que podían convertirse en algo mucho mejor.

Jackelina propuso poner sus planes en marcha antes de que Joseph se vuelva una paranoica cuidadora del dinero.

Y lo hicieron.

Tenían una casa lejana, grande, de un piso con trepaderas lilas. Tenían un perro grande y una tiendita amable. Casi siempre Joseph cocinaba y Jackelina atendía el negocio mientras veía televisión.

Pero había un secreto que ambas ignoraban.

Atrás, en un gran rectángulo de suelo destinado para el jardín, crecía un pequeño árbol imponente sembrado por deseos lanzados hacia los confines del universo, y se proyectaba al cielo alargando sus ramas que prometían flores rosas. De vez en cuando suspiraba brillantes purpúreos como estrellas microscópicas para extender su magia a todos los seres más lejanos, a todos los soñadores que lo mantenían. Ese árbol siempre estuvo en sus corazones.

Los cordeles que se mecían contentos con la ropa que bañaba el clima de viento y de sol eran testigos.

 

FIN

 

yvonne-e.livejournal.com

Внучка Пласидо Доминго | Ivonne Armant в журнале Playboy US, май 2000

Говорят, что на детях гениев природа отдыхает... Возможно это и правда (иногда она отдыхает и на самих гениях), но про внуков такое сказать нельзя. Посмотрите, к примеру, на мексиканскую актрису Ивон Арман, чьи таланты буквально бросаются нам в глаза с любой ее фотографии.

Ивон Арман (Ivonne Armant) – сценический псевдоним 41-летней мексиканки Ivonne Domingo de Aldecoa. Ее бабушкой по материнской линии была известная кубинская актриса и певица сопрано Тете Торрес (Tetè Torres). По отцовской линии у Ивон тоже все в большом порядке – тут у нее в качестве дедушки имеется легендарный тенор Пласидо Доминго (Plàcido Domingo).

Я знаю, что вы подумали: при таких родственниках, наверняка она не прилагала усилий для карьерного роста, добивалась всего исключительно по блату. А вот и нет! Ее таланты абсолютно натуральны:

Ivonne Armant / Ивон Арманфотограф Arny Freytag

Holy Domingo | Playboy US may 2000

*** * ***Можно посмотреть и на другихизвестных девушек в журнале Playboy:

valse-boston.livejournal.com

The Big Easy

1. initials:MAL

2. name someone with the same birthday as you:???

3. where was your first kiss?in my neighbors front yard

4. for or against same sex marriages?as long as they're happy

5. are you homophobic?nope

6. are you bisexual?No

7. do you believe in God?i don't disbelieve in God

8. how many US states have you been to?6

9. how many of the US states have you lived in?1

10. have you ever lived outside the US?no

11. Name something you like physically about yourself:my massive muscles...HAHA

12. Name something non-physical you like about yourself:i wish my nose was straight

13. Where do you want to go to retirehere

14. What is your dream car?black on black Range Rover

15. If you could go anywhere in the world, where would you go?S. Korea

16. Have you ever had someone of the opposite sex over at your house while your parents were gone?yes

17. How many concerts have you gone to?a handful

18. Do you download music?often

19. How many illegal things have you done?lmao...too many to count

20. Where would you want to go on a first date?Zoo lights

21. Describe your perfect date:???

22. Has anyone ever sang or played for you personally?No

23. Ever been kissed under fireworks?yes

24. Do you like president bush?haha NO

25. Have you ever bungee jumped?no

26. Have you ever white- water rafted?nope

27. Have you ever crashed a car?nope

28. Has anyone more than 10 years older than you hit on you?yup

29.have you ever met a real redneck?ah the yoopers...yoopers are the original rednecks

30. Are you interested in anyone right now?Yes

31. What song are you listening to right now?American Idiot, Greenday

32. What is your current favorite song?too many to list

33. What was the last movie you watched?Ong Bak

34. Who was the last person you told you love?Faren

35. Where was the last place you went besides your house?Class

36. Have you ever seriously vandalized someone else’s property?um....no

37. Have you ever hit someone of the opposite sex?not really

38. Have you ever sang in front of a large number of people?no

39. What’s the first thing you notice about the opposite sex?everything....i like it all

40. What really turns you on?she knows

41. What do you usually order from starbucks?chai

42. What is your biggest mistake?being too forgiving

43. Have you ever hurt yourself on purpose?No

44. Say something totally random about you:i have tan carpet in my room

45. Do you have an i-pod?Not yet

46. Has anyone ever said you looked like a celebrity?I look like Pat, or he looks like me

47. Do you still watch kiddy movies or tv shows?Jackie Chan adventures and TMNT

48. Do you have braces?Not anymore

49. Are you comfortable with your height?being taller would be nice, but I like 6'

50. What is the most romantic thing someone of the preferred sex has done for you???? nothing too romantic

51. When do you know its love?when I can just sit and look at her

52. Do you speak any other languages besides English?I'm goin to learn Korean, starting next month

54. What magazines do you read?Dub, mens health

55. Have you ever ridden in a limo?Yes

56. Has anyone you were really close with passed away?Nanny

57. Do you watch mtv?when i have access

58. Whats something that really annoys you?Soccer moms, or in my case TKD moms

59. Whats something you really like?cars

60. Do you like Michael Jackson?not really

61. Can you dance?HA

62. Have you ever surfed?nope

63. Do you know how to pump gas?yes

64. Do you drive?i love it

65. Whats the latest you have ever stayed up?prolly over 48 hours

66. Have you ever thought that you were honestly going to die?dont think so

67. Were you ever rushed by an ambulance into the emergency room?no

68. Have you ever been dared to do something you didn't want to do?yes, and i didnt do it

69. Do you actually read these when other people fill them out?sometimes

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